El tiempo a veces se me antoja
un devorador insaciable que exige
a dentelladas, el tributo
de nuestra felicidad.
Y voy cayendo en la cuenta que a ti
y a mi, preferentemente,
nos van faltar de aquí a poco
lugares remotos que olvidar.
Por eso aprovecho estos pocos versos
que aun pueden volar hasta ti para decirte
que te quiero y te quise de esta y de todas
las formas verbales que puedas imaginar.
Como no podía ser de otra manera.
Y después, adiós. Adiós para todos los días.
Se feliz, no te jodas la vida con pavadas
y que todo el mundo vea tu sonrisa
cuando pienses en mi.
Diles que nos quisimos.
Yo pensare en ti
algunas tardes de invierno,
los días insoportablemente largos
y todas las vidas que me queden por vivir.
Como no podía ser de otra manera.