(Hoy eché de menos a M. B.)
Y todo porque vos, compañera linda,
no se atrevió a mirar por el balcón.
Yo se que no son horas de andar perdido
bajo la puerta de su casa, vigilada
por la luz insensible de un farol.
Vos sin duda no sentirá la necesidad
infantil y loca de pensar en mi
y tendrá reguladas las horas
para no arruinar el día y un método
infalible para dormir y soñar.
Pero yo de noche en noche
ando por aquí, por este farol amigo,
zapateando y haciendo sombras
de soledad y frío a la espera
de que alguna vez vos,
compañera linda, retire el visillo
que señala su presencia y pueda verla,
entre la oscuridad que existe
y el vaho azul que causan mis miradas.