Sígueme. Yo no pregunto
y tu renuncias
a uno de tus hombros
desnudo.
A sal. Sabes a sal
y hueles a amor,
amor.
A cambio de un beso
quieres que robe el otoño
para ti.
Me parece bien.
Y el otoño nos alcanza
asomando su nariz
helada
despertando tu amor,
amor
abrazados
besando tus hombros
con sabor a sal.
Yo no te pregunto
y los días se resignan
y el sol nos envidia
y hay
una luz
especial.