La mujer que habita un cuerpo
se enreda todas la mañanas
entre sueños de amor y mimos..
Abre despacio sus ojos
y descubre sombras abandonadas
de la noche anterior.
Se palpa las manos,
y cuenta los dedos
de acariciar recuerdos
de atrapar besos al aire
y de atrapar al aire “te quieros”.
La mujer que habita un cuerpo
se abraza y encuentra un destino
de hembra agazapado entre
remolinos de ropas y piel de infierno,
una piel de mujer donde pintar
versos como senderos
que se crucen sin remedio
entre el pasado y su ombligo,
y entre su ombligo y el mío.
La mujer que habita un cuerpo
vaga desnuda por su cama
buscando una salida
aunque las paredes mas altas,
parezcan siempre las mismas.