David tiene seis años y le conocí hace cuatro o cinco días. David como el “principito” tiene una manera de mirar las cosas que desarma. Me dice que se va de vacaciones a otro país, con su abuela y cuando le digo si sabe lo grande que es un avión me contesta que un avión es grande si esta en el suelo, si va por el cielo entonces es muy pequeño. David en un minuto me enseño que aun no he aprendido a mirar.
(Para David, mi “principito” particular)
A Peter le atropello una estrella.
No quiso ver,
que andar por los cielos
puede doler.
Dos cometas pasaron tan cerca
que en uno de ellos
pinto cien chuches
con rotus de color.
Una nebulosa le envolvió
y quedo perdido
dando vueltas y mas vueltas
sin poder hablar.
En un planeta
con anillos de cristal,
oculto un sueño pequeño
y un pequeño soñar.
Una estrella enana,
sin dejar de volar,
le dejo malparado
y el cuerpo doblado.
Grito toda la mañana
y por la tarde dejo de gritar.
A Peter le atropello una estrella
por cruzar el cielo sin mirar.