Tu crees que únicamente
ocurre de vez en cuando.
Pero sigues teniendo
los puños apretados
con todas tus fuerzas.
Parece que los dedos
no te obedecen,
no pueden cerrarse,
no pueden empuñar
y toda tu voluntad
y todo tu empeño
se pierden como
“lagrimas en el agua”.
Pero pisas fuerte
e intentas recordar
todas las consignas
del día anterior.
Que la primera
bocanada de realidad
no te desarme el animo
que la nausea no se instale
que la desidia no ocupe
que te dejen escapar
y como puedes te ries
antes de masticar furioso
una galleta de la suerte,
y leer los posos del té.
La realidad gana
y día tras día
asumes tu papel
de marioneta sin red,
y rompes las cartas
mágicas del tarot
porque solo quieres
ver el ahorcado,
encierras los sabores
y el olor de una piel
dentro de palabras,
confundes vanidad
con estupidez
o dejas en casa el paraguas
los días de sol porque
piensas que el sol,
sale para todos.
Cuando cierras los ojos
solo puedes pensar en que
las galletas de la suerte
llegaron sin fortuna
y el té, ahora,
viene en bolsitas de papel.
Y mañana, será otro día.