30 de noviembre de 2010

Tres relatos cortos

Peter Green

Se llama Peter Green. Este hombre en la frontera de los sesenta años de rostro agradable, pelo gris y barba recortada que viste trajes de corte a medida, ha sido declarado no culpable por la muerte, a cuchilladas, de su padre.

El fiscal del estado no pudo convencer al jurado de que los motivos que este tuviera, fueran suficientes para acabar con la vida del que hasta ese momento, había pagado los caprichos de una vida alocada y viciosa.

Al finalizar el juicio Peter Green declaro: “Yo quería a mi padre. Espero que no sufriera por mi culpa”

El cuarto oscuro

Al otro lado no hay nada. Dos sillas viejas y maltrechas y una mesa redonda no muy grande, a punto de caerse definitivamente. No hay mas. No hay cuadros ni fotografías colgados de sus paredes húmedas y sucias, no hay telarañas en las esquinas ni moscas zumbando buscando una salida. No hay ventanas y un día arranco el interruptor de la luz.

Aquí no pasa nada. Para él, esta habitación, es un agujero negro que se trago toda su vida. Vuelve a correr el cerrojo igual de desarmado que cuando llego. Aquí no hay nada se repite llorando.

La verdad

Debes saberlo todo aunque bien pensado me pregunto para que querrías saber tu la verdad. Podría decirte que yo no estaba, que tu no llegaste o que ese día, el sol no salio. Pero de nada valdría. Estas cosas pasan sin que alguno de los dos se lo proponga.

Si quieres saberlo todo debes estar preparado para comprender las mentiras que voy a contarte porque la verdad únicamente es una parte.