Hace tres lunas,
la noche invitaba a la danza
de mil hombres (acaso hay mas?)
alrededor del fuego.
Los ojos de sus guerreros
veían nacer estrellas en el río,
que luego morían de luz
con la llegada del día.
Las mujeres se lavaban
y cuidaban el cabello
para recibir en la madrugada
el cuerpo sudoroso y caliente
del guerrero
y así engendrar hijos
para el pueblo mas fuerte
que nunca ocupo la pradera.
Los caballos dormían
con los dos ojos cerrados
y los perros perdían el tiempo
ladrando por costumbre a la luna.
Hasta el hermano bisonte
se acercaba a “Garra de águila”
en sueños, para contarle al oído
donde estarían el día de caza.
Hace tres lunas, Appy-Nckata
cantaba una canción que le enseñó
el padre de su madre
y golpeaba el tambor
de piel de ciervo
junto a sus hermanos crow.
Pero hoy los mocasines de su pueblo,
no levantan polvo.
No se oyen los gritos de los jóvenes
entre los juncos y los caballos
desaparecieron aterrados por no beber
el agua roja del río.
El bisonte huyó en estampida
de las praderas que habitaba
y ahora los chacales y los coyotes
buscan entre una humareda
espesa y oscura
que no deja ver el sol.
Y huele a muerte quemada.
Hace tres lunas
que vaga solo y sabe
que se acerca su final.
Le gustaría ver el nacimiento
de una ultima estrella
y cantar como el padre de su madre le enseño
pero le arrancaron los ojos y la lengua
en la misma lucha cruel que acabo con su pueblo.
“Quien me subirá al tálamo mortal
y me pondrá el tomahawk
entre las manos que me permita luchar
en este ultimo viaje?
Quien me llorara y gritara por mi
hasta que acuda el Gran Espíritu
a buscarme?
Si mis pensamientos se oyesen
le pediría al hermano oso
que me abrazara y comiera mi corazón
para crecer dentro de él
y no tener miedo.
Pero temo que los Pawne
también puedan oírlos
y dejen de celebrar su victoria
para volver a buscarme”.
Cuando los primeros chacales
le muerden con furia,
se alegra de no tener ojos,
y cuando cae al suelo,
el ultimo hombre,
se alegra de no tener lengua.