Decía
que eran días de pan negro.
Días que se amontonaban
como recuerdos.
Eran días de lluvia
detrás de los cristales
y delante de los ojos.
Días de besos perdidos.
Decía
que eran días de pan negro.
Días de mirar alrededor
y rezar bajito muy deprisa
por si dios esa noche
creía en ti
y llamaban a la puerta.
Eran días
para disparar gritos
en silencio
por no haber aprendido
por saltar al vacío con red
por tirar la basura a la basura
sin separar las mierdas…
por perder la cabeza.
Decía
Que eran días de pan negro.
Cuando quiso abrir los ojos
tirarse de los dedos
desperezar la pierna abandonada
dejar únicamente
días rojos en el calendario
o comprar un reloj
que marcara todas las horas,
ya tenía el culo gordo
de tragar pan negro.