24 de septiembre de 2010

QUIZÁS NO HAGA FALTA

Un día exageras la vida

y te encuentras

los libros abiertos

y las hojas en blanco.

Revuelves,

el desván de las ideas

con olor a formol

y de paso riegas

un cactus sin espinas

que no crece

porque no le hablas.

Y luego piensas

que quizás los libros

hace tiempo,

cambiaron sus letras y sus ideas

que servían para soñar

o sencillamente,

para tener los recuerdos juntos.

Quizás no haga falta

exagerar la vida

y debamos cerrar

los libros abiertos

y recordar

todas las letras perdidas

que nos hicieron llorar,

convertidas

en mensajes de arena fina

mientras esperamos

que no se ciegue la abertura

por la que a veces

ves pasar el tiempo

los días que exageras la vida.