La teoría del caos me habla
de unos recuerdos de papel
colocados en orden alrededor de ti.
De vientos del norte o del este
que juegan a esconder los dedos
dentro de las manos
y las manos entre tu y tu.
La teoría del caos se empeña
en cegarme una y otra vez
para que no distinga entre tus labios
palabras como verso y beso
o adiós y amor.
La teoría de este caos
me sacude al sol los huesos
para quitarle polvo a mi alma
y que brille entre los dientes,
el verbo reír.
Este caótico caos,
que me deja bañarme en aguas profundas
sin saber nadar,
que me obliga a respirar oxigeno
sabiendo que cuanto mas respiro,
mas muero,
y que un día borrara todas mis huellas
y las de mis hijos
y las de los hijos de mis hijos.
Este caos, sin quererlo, me hace feliz
porque es posible,
caóticamente posible,
que hoy te encuentre.
O quizás mañana. O pasado.