2 de diciembre de 2013

Mis recuerdos




Me pregunto donde descansan
mis recuerdos.
Se que algunos sobreviven pegados
a las yemas de los dedos
con la misma intensidad
que otros habitan el resto de la piel.
Un surco: una esperanza de futuro imprevisible
un poro: una ilusión de presente soliviantado
el mas remoto milímetro cuadrado: un deseo
hundido entre los pliegues de la emoción.
Otros se hospedan en mis ojos
como destellos de luz a veces, solo a veces,
comprensibles y siempre fugaces
que aún me permiten mantenerte
la mirada por unos instantes,
recordar la silueta fantasma de tu cuerpo, 
un brillante azul en tu pelo.
En mi boca duerme el recuerdo de tu sabor
un poco dulce, un poco salado, sabor a mar
que rompe y esparce humedad
espuma y lucha a partes iguales
y sabor a ola sumisa de lengua fresca
de juego que llega para besar.
Únicamente para besar.
Tengo recuerdos escondidos por la casa.
No a propósito. No es cosa mía.
Son ellos que decidieron quedarse.
Están en la cocina disfrazados
de sonrisa y azafrán
cualquier día de lunes a domingo
incluso las fiestas de guardar.
Los hay en el salón hechos de tu materia:
de vida entre las hojas de los libros
con olor a tinta negra y de música
melancólica y dulce que adorabas
como únicamente tu sabias adorar.
Las ropas de la casa de los armarios  
también tienen recuerdos tuyos,
tu olor, tu forma incluso un vestido gris
conserva dos cabellos rojizos muestra
de un intento desesperado por cambiar.
Supongo que si abro cajón cualquiera
paseo descalzo
hablo a oscuras
cierro el gas
me miro a un espejo,
aso castañas
me rio de nada
como galletas
dejo correr el agua
guardo las pastillas
duermo poco
pienso en otra cosa
lloro por gusto
respiro despacio
respiro deprisa…
también encontrare un recuerdo de ti.
Y a veces me pregunto donde descansaran
los recuerdos tuyos porque yo
aunque lo intento no consigo encontrarme.