28 de noviembre de 2013

Eclipse de sombra



Hay una frontera alta
en blanco y negro
perdida entre recuerdos
e imágenes con poca luz
que sirve a la imaginación
y a los deseos rotos
de esos días tranquilos, lentos, dormidos.
Es fácil navegar por ellos
o aun mejor sumergirte:
robas al mundo todo el aire que puedas,
cierras la cabeza,
te miras por dentro
y saltas por la borda de tu cuerpo
anclado a la vida.
Y caes hundiéndote sin querer,
sin esfuerzo
como si te lastraran los pies
cruzando por el azul
hacia lo más profundo
de tu mente inmaterial
con los ojos abiertos
las manos vacías
y la cabeza cerrada a la verdad.
No importa.
Nada importa.
La vida se para
el tiempo se detiene
los sonidos y las imágenes se desvanecen
y el aire huye escondiéndose de ti.
No sienes nada
todo ha desaparecido
ni tu mismo existes
sencillamente no existes
y aunque no lo sepas
tampoco quieres existir.