Si quiero decirte que te quiero, te beso.
Y solo quiero eso: que sepas que te quiero.
Que seguiré a tu lado pase lo que pase. Lo que sea.
Que lloras, pues aquí tienes un brazo que agarrar,
una camisa donde abandonar las lagrimas y los hipos,
unos ojos que te quieren
y un animo roto para que no te sientas sola.
Y de bálsamo un beso.
De los que reconfortan.
De los que llevan antídoto dentro
y despejan las dudas,
en un momento.
Que estas triste: ahí también te quiero
cuando miras a lo lejos y se te nota el corazón
entre dos mares de silencio.
Un beso. Para que no te olvides de
que vivo al otro lado de esos sentimientos
que hoy parecen caídos,
a la altura de tu perro felpudo
con alma de viejo y cara de quererte tanto, tanto,
que hoy podría aullar un lamento de soledad,
solo para ti.
Que ríes, pues a reír juntos
un segundo, un mundo, una vida o un momento.
Y entre beso y beso, un guiño.
Y entre beso y beso un silencio para que entiendas
que un beso un guiño una risa y un silencio
quieren decir… que te quiero. Y que yo también estoy contento.
Y si me buscas un beso,
y si me encuentras dos, por seguirme el juego
y si eres tú la que se esconde por detrás de los espejos,
los besare uno a uno para romper su encantamiento.
Y después de que te encuentre, feliz, riendo,
con los sentimientos de para en par y
los brazos abiertos, te diré: te quiero, con un beso.
Y otro beso. Y otro beso.