Pero me gustó mientras lo tuve.
El problema estaba bien planteado:
una raíz enamorada,
con locura de un binomio.
Ella nunca fue tan capaz
de multiplicarse por si misma
ni él de elevarse a “n”
cuando se sentía a por b,
y buscaban juntos
como hacerse hueco
en una ecuación.
Hasta en una de segundo grado
miraron, por si podía ser.
Pero existe una leyenda
que destruye los amores racionales
y solo permite justo, aquellos
que tienen soluciones indefinidas.
O imprevistas. O negativas,
para cualquiera de sus elementos.
Y por ello los amantes deciden
mirar embobados a la luna,
atravesarse los ojos,
pensar en tonterías e incluso,
en estar juntos para siempre.
Solución 1: incompleta
Solución 2: antinatural