Ábrela. Ábrela y tócalo, anda, tócalo: la forma, el tamaño… siente como su textura trepa por los dedos, por el brazo hasta que lo veas en la parte más escondida y oscura de tu cabeza.
Siempre era la misma mentira. Mi viejo decía que todo era ilusión pero el muy cabrón nunca dejaba nada dentro de las cajas de regalo y yo jamás se lo perdone.