A Marte no se llega en tren.
No existen paradas ni estaciones
ni puedo comprar un billete
que me asegure la felicidad.
Para llegar a Marte no puedo
salir de la orbita de tí
no puedo hacer cálculos
ni sentir la gravedad
ni soñar teorías universales
ni considerar la fuerza g.
Si quiero llegar a Marte
debo construir otro mundo
paralelo y distinto
debo pintar un universo
de luces de agua y de cristal
con sonrisas interplanetarias
y lunas sin cara oculta
a las que pueda viajar.
Sin maletas, sin sonrisas
sin cuenta atrás
donde respire sin mascara
y los movimientos lentos
sean algo mas que la música
de una estación espacial.
Llegar a Marte no es una meta
es empezar mi viaje por el final.