Cien veces

Quiero cien veces mas

cuando me dicen amor.

Entonces busco monstruos marinos

y si me dejo llevar

pactaría con el diablo por vivir en paz.

Cambiaria mi luna por tu pelo largo,

la vida de marfil por ir sujeto de tu cadera,

el hombro de cristal por una sonrisa

y el destino fatal

por una palabra que no exista

pongamos por ejemplo: “Partiquite”

que quiere decir: te quiero a tiempo parcial.

Veneno (con el alma por bandera)

A la espera del veneno

que circula por sus venas,

desde el fondo de un pozo oscuro

aguanta como dormido,

un rayo ciego de muerte.

Yo le conozco

y puedo llamarle cuando quiera.

Puedo acariciar su cuerpo suave

de hielo frío y contar sus gritos de terror.

Hay venenos que ayudan a dormir

y venenos que ayudan a vivir.

Mi veneno atrapa los sentidas

y espía para el diablo

los ecos de mi cabeza.

Al corazón,

ya no le asusta un vomito mas o menos

ni un estertor de pura realidad.

A mi manera

A mi manera

me empeño en ver solo por uno de mis ojos.

A mi manera

Veo sonrisas que vuelan por fuera de sus bocas

y palabras que distingo mal.

A mi manera

creo que las ballenas cantan mejor que las sirenas

que hay animales que comen con cubiertos

que los peces voladores son peces de verdad

y muchos cielos

no se abren ni aun después de llover.

A mi manera

veo muertos empeñados en pasar por este mundo

y veo mundos hechos para muertos.

Distingo las carnes de cañón sin alma

que se disparan babas de felicidad,

los payasos a cara descubierta

y un ejercito de pájaros dispuestos a partir.

A mi manera

veo mares abiertos,

soñadores hartos de tomar café muy negro

estrellas perdidas en sus agujeros del mas acá,

tramposos que confiesan sus delirios

y pingüinos que llevan pajaritas rojas de fiesta.

A mi manera

el mundo se me hace cada vez mas grande

los aviones pasan volando

los niños pasan volando

y deseo, quiero, añoro, aspiro, espero y deseo

matar el tiempo a relojazos.

A mi manera

veo tus ojos esperando

y mando al cielo besos como confetis

por si te caen encima

y estás de fiesta.

Mirada triste e ingenua

Del sol que sueña soles,

mirada triste e ingenua,

por la primavera de tu risa

vuela azul vuela brisa,

un mi amor de mil amores.

Sacude el sueño ardiente,

mirada triste e ingenua,

de mi yo hecho abismo

y cansado de mi mismo,

sueño ser verso viviente.

Y caigo en la cuenta infame,

mirada triste e ingenua,

que el sol no sale por verte

que la vida vale mas que la muerte,

y que quizá, solo te ame.

Un día de verano.

Yushio se viste despacio. Son las ocho de la mañana y en verano parece que el tiempo vaya mas lento. Se acerca a la cocina donde desayunan Tanaka y los niños. El pequeño no aparta la vista de “Mishia”, tumbada en un rincón ceca de la puerta que da al pequeño jardín, donde asoman las flores encendidas por el sol. Tres y hasta cuatro diminutas bolas de pelo esponjoso disfrazadas con hocicos negros, aparecen por detrás de la gata abriendo la boca y dejándose oír lastimosamente, mientras su madre los limpia con mimo.

Tanaka termina el desayuno y se acerca hasta el recibidor de la casa para coger su casco blanco con letras rojas. Es el capataz de su fabrica y hoy será un largo día de trabajo. Los niños  esperan en la puerta desde la que el pequeño, aún sigue mirando hipnotizado a “Misha” y sus gatitos. Yushio se acerca a despedirles y oye el avión que sobrevuela su casa en esos momentos. “Es raro – piensa – a Hiroshima nunca llegan aviones tan grandes”.

Luego oye maullar a la gata y descubre que una de las bolas tiene abiertos los ojos por primera vez. Son las ocho y diez.