El tiempo que lo cura todo
se empeña
en encontrar un antitodo
capaz de curar mi manía
tic-tac-tu, tic-tac-tu
por coleccionar relojes.
Este tiempo me desespera
mas veces de las que quiero
a esas horas de la noche,
que se me antoja demasiado largo
y dejo que vaya tomando
forma de ilusión por horas
para alquilar
como una puta
que recibe mas amor
tic-tac-tu, tic-tac-tu
del que puede soportar.
Es el tiempo que cruza frente a mi
cargado de esperanza
mientras se desvanece
y dejo que desfilen por él
los pájaros trashumantes
de una a otra estación
y que me gritan los relojes
tatuados en la piel,
que a veces suenan juntos
como si tic-tac-tu, tic-tac-yo
fuéramos solo uno.