Mi vida es una nueva historia cada día.
Hace tiempo
abandoné mi familia.
Mis padres me lloraron,
mis hermanos decidieron olvidarme.
No quiero guardar en la memoria,
causas perdidas.
Con ella rompí para no evocar nuestros días.
Ni tan siquiera nuestras noches.
Ni las ilusiones.
Ni los deseos.
Ni los abrazos ni los besos.
Ni tan siquiera las miradas largas
dentro de silencios largos.
Constantemente abandono
a las personas que voy conociendo
y amando
porque no quiero algún día,
otros tiempos.
He conseguido olvidar los recuerdos.
Nunca miro atrás
y no puedo dar la vuelta a mi cabeza
como si fuera un calcetín
porque no queda nada que yo recuerde
o quiera recordar.
Lo mas parecido a un recuerdo
que me llega
desde un fondo oscuro y vacío,
es la certeza de una equivocación.
Y me consuela que sean tan parecidos.