21 de abril de 2012

Frío



Temo el frío. Me da miedo advertir como se acerca y me abraza mientras se apodera muy despacio de mi y mis dientes inician un movimiento rítmico, sin control.
Noto que mi piel va cediendo calor como si ya estuviera muerto y me palpo incrédulo los brazos, el cuerpo, la cara para certificar que no es cierto. Mi cabeza se inunda de imágenes entupidas que me empiezan a confundir: estoy desnudo en una gran superficie helada y veo como el calor de mi cuerpo forma una película de vaho, un halo fantasmagórico que huye sin pausa de mi y sé que en unos minutos dejare de temblar y la sangre dejara de correr por mis venas para irse congelando poco a poco.
Durante unos segundos seré consciente de estar muriendo. Mi cuerpo se ira quedando rígido mientras se tiñe de un azul pálido primero y añil después. Pensare por ultima vez en algo que me haga feliz, algo que condense en unos segundos la idea de que ha valido la pena llegar hasta aquí. Después poco a poco iré perdiendo de vista la soledad fría y blanca que me rodea mientras escucho como me late el corazón.
Tum-tum: cada latido es un paso
Tum-tum: que habrá sido de tí?
Tum-tum: si, no, si, no, si, no, si…
Tum-tum: nadie debería pasar tanto frío antes de morir!
Tum-tum: ya no respiro
Tum-tum: es el final
Tum-tum: amo estos últimos latidos
Tum        : se va el frío
Tum-tum: bravo corazón, eso es coraje!
Tum-tum: podría haber amado mas?
Tum        : esta bien. Ya voy.
Tum        : descansa corazón
Tum        



12 de abril de 2012

Contagio



Dice
que todos los poemas
hablan de amor.
Que todas los versos
disparan flechas envenenadas
que duermen los otros sentidos,
oprimen los músculos
por encima de los pulmones
y no dejan respirar.
Que todas esas bocas, besos y labios
sirven para que las palabras y los alientos
trasmitan el veneno
de uno a otro cuerpo
y que cuando penetra,
lastima y hiere
mientras su germen crece
como un universo desconocido.
Cuenta que mis caricias y mis abrazos
son quebrantamiento de su voluntad
y que poco a poco
se esta acostumbrando a ellos.
Y a los poemas también.           




              

10 de abril de 2012

Poison Prince (Trilogía sobre ti)

Trilogía de ti.

      



       Tengo una mano articulada y predispuesta sujetando entre sus dedos apasionados, un sencillo lapicero sin color con la punta afilada y negra que espera una orden mía para liberar las ganas de decir.
Y mientras, en mi cabeza, danzan tus imágenes mas bellas sin interrupción, a oleadas, emocionando mis recuerdos por mas que el tiempo como una daga doblemente afilada para cortar ilusiones y esperanzas me separe de ti. Hoy esta cabeza, esta mano, este lapicero no van a divagar sobre la luz que un día se reflejo en tu cuello o de cómo te girabas para hacerme soñar.
Hoy este lapicero dibujara una línea torpe y distraída para recrear la misma curva, fácil, que recuerdan mis dedos. Después trazará con suavidad una sombra ni remotamente parecida a la que vive dentro de mi pero suficiente para volver a verte con la misma luz tenue que te gustaba y que ahora bastara para que mi mano y mi lápiz tracen el arco mágico que una vez dibujé con mi único dedo sobre tu espalda desnuda y así, vivirá tatuada sobre el papel blanco como viven los poemas por siempre: exactos, dulces y ausentes.
Entre tanto mi mano mi lápiz y yo seguimos a la espera. Y echándote de menos.