(…nos queda la palabra. Blas de Otero)
De parte de la palabra herida:
Si alguna vez esta palabra, no sé donde ni cuando, se quedara sin luz, desanimada, perdiendo silabas y letras por el agujero trascendente de su caparazón, esta palabra juntara el coraje necesario para hacerse entender mediante gritos ortográficos, onomatopeyas feroces, versos sin acabar o vocales con acento esdrújulo, sin hacer distinciones entre uves, bes, jotas, ges o haches ni delante ni entremedias de.
No atenderá reclamaciones de diptongos, triptongos, gentilicios, antónimos, cacofonías, aliteraciones o sinalefas en general y cuando sea incapaz de distinguir un seudónimo de un sinónimo, un palíndromo de un trabalenguas, una metáfora de una paradoja, esta palabra herida, sangrando letras y sin ilusión, seguirá intentando reflejar la necesidad vital que nació en la parte mas enigmática de un cerebro esperanzado con que alguien, alguna vez, compartiera estas palabras que tanto necesita. Aunque sean palabras rotas, silenciosas o heridas.