5 de julio de 2009

Papiroflexia

Esta mañana después de levantarme, volví a doblar la cama para guardarla en el bolsillo. Desplegué la taza de té y dos galletas pequeñas que cabían perfectamente en la palma de mi mano. Luego hice el coche. Hoy uno deportivo con alerones y tubo de escape exterior. Después de aparcarlo en la cartera, abrí mi despacho, despacito, por no desordenar los papeles que se amontonan. Mas tarde una comida rápida, (doblo, giro y vuelta) y por la tarde de nuevo al taller donde pliego las palabras. Lo que siento es que al coger un pañuelo del bolsillo, he perdido la cama. Ni idea de cómo voy a doblarme esta noche.